Se me ocurre ocurrirte,
en la pérdida del estilo, sin importar rebuznar, te recreo en unas líneas tan
desapegadas a la humano, tan áridas de lo nuestro; porque reinvento y reformo a
dos que son nosotros, sin revolución para no zaherirnos y terminar siendo lo
que fuimos antes del fuego y las balas. Divergentes percepciones y conceptos es
lo que no permite tu regreso. Cuán entregado soy a lo mío que te dejo explícito
mi porqué al soltar tu mano; pero ya tú miras el inmenso ventanal que da a la
calle, te atrapa, ahí ves el mundo -te vas-: no estoy allí, no te importa,
¿debería? De igual manera no te detuve, a quién engaño.
Tal vez algún día me
interne en ese mundo hostil para encontrarte, o puede que tropiece conmigo
mismo antes de poder salir del departamento. No lo sé, acaso nunca lo sabré.
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