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Mostrando entradas de febrero, 2016

La naturaleza y sus ruidos

Y no se trata solo de la noche y el riachuelo de fondo que de tanto crece y entonces es lluvia   — sonido — , tormenta, en el tejado de esta cabaña fría. En el interior de esta cabaña de maderos húmedos y endebles se escucha ese riachuelo-lluvia con intensidad y por las rendijas se cuela un aire gélido que aminoran las ganas de moverse tan solo un poco   — tal vez cambiar de posición en la colchoneta sea una buena idea y merezca el intento, porque el brazo derecho ya no soporta más el peso del cuerpo. La cobija me cubre todo, y al principio no era por miedo; es decir, no a causa de los ruidos, las pisadas, que se escuchaban rodeando el exterior de la cabaña, sino por el intenso rumor de un invierno que no termina por irse. Después más ruidos, y una especie de voces y los tablones crujen y entonces mi cara no se asoma, no quiere, no se atreve, no puede, tiene una especie de premonición que va de la frente a la barbilla, una angustia, un presentimiento que se queda atorado en

¡Ya está aquí Monolito XXII!

Monolito XXII http://issuu.com/juanmireles/docs/monolito_xxii Iniciamos el año con esta vigesimosegunda edición. Este 2016 es para nosotros muy importante ya que estaremos festejando nuestros cuatro años de vida en mayo próximo, y con ello, esperamos ampliar, aún más, nuestros contenidos; así como la apertura de un espacio (como lo hemos venido haciendo desde hace un par de años) para que se pueda sumar otro integrante más al equipo, vía convocatoria que anunciaremos en redes sociales. Monolito XXII no viene solo ya que viene cargado de los productos monolíticos que podrás encontrar anunciados en estas páginas. Con el fin de estar más cerca de ustedes nuestros lectores, decidimos sacar artículos que podríamos llamar artesanales, únicos y originales. Dentro de ellos hay tazas de cerámica blancas con fondo negro, al igual que tazas mágicas donde, de manera lentificada, al agregársele agua caliente, irá apareciendo poco a poco el logo del Monolito ; vasos de aluminio, cilind

Algún hombre y sus letras

Deja que prenda bien esta cosa. ¿Qué cosa? La laptop, a ver, es que se tarda, como que quiere y no, es como un carro viejo que tarda en agarrar su ritmo. Ok, el perro ladra, cállalo. Ya se calló. Bueno. Entonces. Y estábamos en el lago, la puesta del mar… ¿Cómo, cómo? ¿Qué? ¿Estaban en un lago o en el mar?, y, ¿cómo carajo es una puesta del mar? Tienes razón, no tengo idea, de hecho nadie la tiene, pero el mar se pone, eso seguro, de noche no. De noche desaparece, se pierde, lo he visto, o sea, te asomas y nada: negrura. Tómate la pastilla. Ya me la tomé. Bueno. A ver qué te parece esto: “Íbamos por la calle Austin rumbo al bar…”. Espera, que el antivirus me está notificando no sé qué absurdo. Ya. Bueno. “Íbamos por la calle Austin rumbo al bar de la esquina, me había quedado de ver con una yonqui que prometió me presentaría con uno de los narcomenudistas de la zona, o sea, quería entrarle al jale y…”, ¿pero qué mierda es esto? ¿Qué, qué hice mal? ¿Calle Austin?, ¿narcomenudista?, ¿