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Mostrando entradas de mayo, 2015

Habitación de hotel

El roble flanquea una casa que se cayó a pedazos a mitad de la avenida. Las señalizaciones parpadean un amarillo preventivo. El sonido de los automóviles desesperados por cruzar la avenida retumba en la habitación situada en el segundo piso de un hotel barato. En la esquina se asoma un supermercado. Del bolsillo, la mano, saca unas monedas. El mostrador las recibe fríamente. El café resbala por la garganta y el estómago siente una ligera quemazón. La acera fraccionada en infinidad de líneas, unas gruesas otras no tanto, sigue hasta el otro extremo de la calle. El sol no sale, no quiere. Los semáforos no sirven. Un brazo azulado trata de aligerar el tránsito. Algunos ojos se ocultan entre una fila de autos desesperados por quitarse de encima al tráfico.  La puerta del hotel se deja abrir como una virgen. Un resoplido vaga alrededor de una mesa que está pegada a una ventana que da a la calle. La tarde es depresiva. Las palabras apenas salen de unos dedos largos y f

En ningún parque

El andador desnudo, encharcado, largo y se dobla y sigue. Al medio una piedra cae en el agua. Todo alrededor se salpica. El pantalón queda con dos circunferencias húmedas poco importantes en la zona de la pantorrilla derecha. La hoja de una rama parece que está dispuesta a caerse. Se sale a una calle donde ya no pasan autos. La hora se presta para atravesarla sin mirar a ambos sentidos. La acera de enfrente se deja pisar sin miramientos. Una banca metálica se extiende al interior de un parque. El parque desierto de tan solo se achica. Las manos sostienen la cabeza que se recarga sobre ellas. El descansabrazos le sirve más a los pies que se quedan quietos. La gorra se baja para taparle los ojos. La farola que queda frente a la banca no deja dormir. La nariz deja salir un poco de aire. La boca se mastica de forma lentificada. Un perro hecho bola bajo un árbol regala una mirada breve hacia la mancha recostada en la banca. El bote de basura garabateado deja salir sus olores de vez e

¿Qué es poesía?

“Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sabría decir para qué” dijo el poeta Jean Cocteau. Como él, al tratar de definir el sentido del concepto poesía —y con esto encontraríamos su precisa funcionalidad—, nos topamos ante un espacio abierto, una especie de infinito plagado de palabras: todas. Entre ese amasijo de ideas, que tratan valientemente de ser acercamientos a una posible definición de la poesía, caemos frente a nosotros mismos con una carga fuerte de interrogantes; y dubitativamente lanzamos uno que otro concepto que termina por ser ampliamente subjetivo; por ello, y en un intento de ser más claros, o hacer de aquel intento, algo entendible, terminamos por compactar las dimensiones de la poesía; es decir, hacemos de la palabra poesía, una experiencia personal, una traducción de nuestro interior. Es por esta razón, que casi todos los poetas tienen su propia explicación y la razón de ser de la poesía. Porque de esta manera no solamente se sumergen