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Mostrando entradas de noviembre, 2015

La vieja vecina, los murmullos y las risas

Al pretender el silencio algo punza desde la calle, una especie de mordedura, tardo en comprender la presencia que hace apartarme del libro, un libro, no importa cuál en todo caso. Suspiro. Es una voz que no describo porque me entra la rabia. Es la vecina. La vieja que habla con todos, hasta con aquéllos que ya pasaron o no han pasado, esos rumores que van quedando y se adelantan a nosotros. Son murmullos, así llegan a mí diariamente. Vaya hartazgo. Es casi media noche y la vieja sigue hablando con otra mujer que se ríe, ¿de qué se ríe? ¿Por qué no responde con palabras sino con risas? Tal vez así se entienden. Es una vuelta a los orígenes. A los gestos y a los ruidos, al lenguaje primitivo. Sí, es eso. No puede ser de otra manera -pienso mientras recupero la lectura que rápidamente vuelve a tropezarse, porque aquellas no paran. No lo intento. No tiene caso. Cerré el libro, lo recuperaré más tarde. Lo dejé sobre el escritorio y me puse a escuchar, no a poner atención a los detal