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En un rincón de la galaxia


Era la estrella más lejana de la galaxia, solitaria, añeja. Su posición era envidiable: podía ver desde allí todo el funcionamiento del sistema solar; tal vez, por eso escogí  este lugar para quedarme, para simplemente observar y no moverme. Es solo el quedarse sentado sobre las frías rocas de una estrella avejentada de la que no espero tomarle cariño ya que pareciese como si se quejara y en cualquier momento pidiera clemencia y se dejase morir, dejándome a la deriva. Hace un frío terrible, pero me lo aguanto, el espectáculo que se avecina dicen que es imperdible… No lo creo, yo les dije que, siendo un planeta habitado, era imposible que se autodestruyera; pero aquellos necios me han dicho que sí ha ocurrido: “es raro, muy raro, pero ha pasado. Los ancianos dicen que ocurrirá de nuevo, en la galaxia de un sol, en el universo más joven, en el planeta menos evolucionado…”. Espero sea cierto, desde aquí veo perfectamente los océanos azulados de ese planeta, cubiertos en algunas partes por un manto blanco. Este mundo es tan pequeño que me es imposible imaginar que allí algo pudiese tener vida, en fin. 
Según la rotación de ese planeta debe estar cerca su final, creo que hasta acá no me llegarán partes de ese astro… esperó que no, porque si llego golpeado a casa, sabrán dónde estuve y eso sería terrible: no me dejarían salir en muchas lunas.

Comentarios

  1. Excelente Juan, todo un relato que nos trasporta a un firmamento llenos de estrellas... he disfrutado con él, saludos.

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  2. Atrapante relato, Juan. Lograste que te viera allí, en aquel recóndito planeta, observándolo todo.¡Cuídate y trata de esquivar los golpes! Sería una pena que en casa descubran "tu escapada" y ya no te permitan salir...Felicitaciones y un beso grande!!!!!!!!!!

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  3. Nuria, muchas gracias por comentar y visitar mi blog.¡Saludos!

    Diana, ¡los esquivaré! Gracias por visitar mi blog y comentar este texto. ¡Saludos!

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