Me dueles a cada paso tierra venerada
venerada por tus frutos, aún terrosos.
Somnolientos, descuidados, costumbristas
deambulan por veredas yermas
arrastrando las culpas de su naturaleza.
En tu naturaleza la inocencia de tus hijos,
hijos castigados por miedos infundados.
Vociferantes descorazonados los enganchan
y los hunden en la más pueril de las realidades.
Me dueles a cada paso, tierra de cultura astral;
creyente, veneradora de monolitos sagrados,
rodillas que sangran por el peso de la fe
fe injusta que abandona.
Me dueles a cada paso tierra de incertidumbre,
incertidumbre reflejada en miradas perdidas.
Bendita inopia de los míos
al no darse cuenta de las llagas.
Me dueles a cada paso tierra morena
en la sierra tu corazón llora por los tuyos,
en la ciudad el llanto de un hijo
al que le dueles a cada paso: México querido.
Comentarios
Publicar un comentario