Disculpa acaecida en la penumbra de mi humilde morada, roída por el llanto del desamor indolente. Mis dedos apenas sostienen la pluma con la que escribo estas líneas, letras que se escurren como lagrimas sobre el papel; dolor negruzco deforma mis palabras. ¡Ay de mí si no te olvido mujer de ojos grandes penetrantes! ¡Ay de mí si tu recuerdo me carcome en esta fría y solitaria morada! Lugar abrazado por la melancolía despedida por un amor desgarrado que te implora olvides lo que fui. ¡Ay de mí si termino por entregarle mi alma a esta soledad! Soledad que ya me mira y se sienta junto a mí, esperando que no llegues para devorar mi alma moribunda, y mi sollozo se pierda en la penumbra.
La violencia en nuestro país es un reflejo de nosotros mismos: de todo lo que hemos dejado de hacer en conjunto por el bien y mejoramiento de nuestra sociedad. La historia de México se ha vivido en un marco de violencia desde antes de la conquista hasta nuestros días: somos un país que está aprendiendo a vivir en libertad. No debemos olvidar que somos una nación muy joven con poco más de 200 años de ser una nación independiente. No podemos esperar estar en niveles de calidad de vida comparables con naciones como lo son las llamadas de primer mundo, pues ellos son el resultado de su vasta historia, en las que ya cometieron sus propios errores y de ellos aprendieron. Ahora nos toca aprender de los nuestros. Hay que tomar en cuenta que el ejercicio y aplicación de nuestras libertades las hemos podido ejercer apenas hace muy pocos años y es por está razón que muchos no saben qué hacer con esa libertad: para ser libres hay que saber serlo. Es palpable la violencia dantesca que
Comentarios
Publicar un comentario