Ir al contenido principal

Ortiz, ¿Puki?



                                                                                                                      (Contiene lenguaje explicito)

Al medio día…

-Ñam, ñam, qué rico pollo, me cae que esto si es en un banquete y no mam…

-¡Ortiz, ven acá! 

-¡Ay!, ahora qué quieres, cabrón, ¿no ves que estoy comiendo?

-Vente, vamos a dar una vuelta…

-Nah; no estés chingando…

-Ándale, párate, ¿no te cansas de comer? No es de dios la forma en que tragas, ya ni yo como tanto…

-“Ya ni yo como tanto”, pinche mono payaso…

El día anterior cayó una tormenta apocalíptica -el pronóstico del tiempo era “soleado”.

-Hey, no te lleves mi comida, espera… deja termino de comerme esta patita.

Caminaban por la calle, Carlos, feliz: el cielo estaba completamente despejado, el sol radiante, los árboles verdes llenos de vida, el canto de los pajarillos amenizaban su caminata.

-Te digo la neta, güey, esto no está chido, o sea ve –Ortiz decía molesto, frunciendo el ceño-, ve, cabrón, me estoy ensuciando todas mis patas, hay un lodazal y charcos y olisqueo pura tierra mojada y nada de comida…

En el camellón, entre los árboles que hacían de aquella calle, ideal para respirar un poco de aire puro, se asomó una hembra, espigada, bien peinada, coqueta…

-Sexi…

-¿Qué traes, Ortiz?

-Perate, pendejo –Ortiz se quedó quieto, admirando las largas patas de la galguita que seguía olisqueando entre la hierba-. Oye, mamacita, ven pa acá, acércate…

-Vámonos, Ortiz –Carlos jalaba la cadena con fuerza.

-Oh, que la chingada, ¡espérate o te doy una mordidóta que vas a chillar como puerco! Advertido.

La perrita continuó su camino y Ortiz seguía chiflándole a esas asentaderas que se movían acompasadas.

-Te voy a pegar si no me haces caso, te lo advierto, Ortiz…

Ortiz no aguantó más y mordió a Carlos en la pantorrilla derecha y sacudía la cabeza con fuerza; Carlos gritó como puerco en matadero…

-Te lo dije, cabrón.

-¡Pinche perro!, ¡no te vacuné contra la rabia!

- Y estoy rabioso, mendigo, muy rabioso, ve, mira cómo babeo, estoy súper rabioso, soy la rabia hecha perro –Ortiz se carcajeaba.

-Te voy a regalar…

Llegaron a casa y Ortiz se metió a su casa de perro a jugar con su pelota de plástico…

-Qué me ves, ojete, ¿crees que juego con mi pelotita como escuincle pendejo? Pues no, estoy afilando mis colmillos para morderte otra vez…

Carlos hablaba por teléfono. Primero llegó un médico que le curó la mordida: le inyectó una sustancia, le lavó la herida y lo vendó. Al final el galeno solo dijo “pues no soy veterinario pero no creo que tenga rabia el perrito”.

-Perrito, ni qué perrito… pinche abuelo, ya llégale… -dijo Ortiz sin dejar su pelota.

Una hora después…

-Ay, qué lindo perrito, es un bulldog, ¿verdad? –dijo Andrea, vecina de Carlos.

-Sí, y es bien tranquilo

-Ñam, ñam…

-¿En serio lo regalas?

-Sí, lo que pasa es que no tengo tiempo para cuidarlo, y bueno, en la primera que pensé fue en ti porque sé que te gustan, ¿no? –Carlos no conocía bien a Andrea, eran vecinos de “hola, buenas tardes”, pero la odiaba porque siempre pone su música a todo volumen y eso “rompe con la meditación” que Carlos hace diariamente.

Andrea se acercó y acarició a Ortiz…

-¿Cómo se llama?

-Se llama Ortiz…

-¿Ortiz? Pero le puedo cambiar el nombre, ¿verdad?

-¡Claro! Él se acostumbrará…

Ortiz dio un salto…

-¡A la chingada! ¡Me gusta Ortiz, perra!

-Ay, mira, ¡ternura! Cómo se para, sí, sí, me lo llevo…

-¡Bien! Aquí está su collar y sus croquetas, aunque solamente quiere comer pollo…

-Ah, no, Puki, tienes que comer croquetas, eh…

-¡¿Puki?! –Ortiz sentía como se descomponía por dentro.

Carlos se despidió de Puki como Miss Universo, con la manita dando el largo, largo, corto, corto, y una sonrisa maliciosa en el rostro, mientras Puki gritaba:

-¡Carlos, hermano del alma! ¡I´m so sorry! -el ladrido que soltó Ortiz fue desgarrador.

Dicen que a partir de ese día, todas las noches, se escuchaba el llanto desgarrado de un perro; solamente Carlos sabía de quién era.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nace un nuevo sello editorial: Capítulo Siete

Amigos, les comparto con mucho gusto este nuevo proyecto editorial que me honra dirigir y que nace de la mano conjunta de los poetas y editores Cristina Arreola Márquez (encargada de la dirección editorial), Mario Islasáinz, al igual que un grupo más de profesionales. Capítulo Siete es un proyecto que hemos estado trabajando desde hace varios meses. La fecha de lanzamiento será en febrero de 2018 junto con nuestro sitio web, pero nuestras redes sociales estarán activas a partir de enero. Capítulo Siete es un proyecto hermano de Revista Monolito; es decir, seguirá funcionando con normalidad pero de manera independiente al sello editorial, aunque trabajando en colaboración en lo que respecta a la difusión por parte de ambos proyectos. Les agradezco mucho la confianza que han tenido en nuestro trabajo desde hace ya 6 años que iniciamos con la revista, y les pido la extiendan a Capítulo Siete. Pasen la voz. Febrero 2018. Juan Mireles

Serie de minificciones "Los amores"

I Descubriríamos después de mucho tiempo que, tal vez, no todo fue tan malo, y ese “no todo” tendría que corresponderte. II En la distancia nos reencontraremos, dijeron, que en la muerte seríamos otros y nos reconoceríamos. Hoy estoy aquí en mitad de la nada, esperándote: no llegas. III Acabaríamos mal, eso pensamos desde el inicio, nos sabíamos lejanos y lo intentamos, por necios, porque a veces vale la pena engañarse, seguir el juego de la inocencia. IV Lo nuestro no fue amor a primera vista, más bien fuimos construyendo algo importante con el paso de los días y las semanas; aquello más tarde se elevaría de tal manera que haría perdernos en la infinitud de la incertidumbre. Allá seguimos: quién sabe qué esté pasando con nosotros. V  Pensábamos la muerte cuando hablábamos de qué hacer si el otro faltara, que la ruptura sería trágica, y pensarlo se hacía insoportable; sin embargo,  hoy, cada quien sigue caminando por ahí, enamorándose de otra...

El pensamiento mexicano del siglo XIX al XXI

El pensamiento mexicano es muy difícil de entender. Y para empezar la travesía, inicio en 1810 año en el que Miguel Hidalgo se levanta en armas en contra de los españoles. Tomando como estandarte la imagen de la Virgen de Guadalupe para atraer a mucho más gente, y al grito de “¡Cojan, hijos, que todo es suyo!”–Grito que se da en el “saqueo de haciendas y casas de gachupines” (1)-, Hidalgo da inicio a la revolución de independencia el 16 de septiembre de 1810 en Dolores. Al finalizar el movimiento independentista, culminado por Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, el país no deja de luchar contra si mismo y contra los invasores extranjeros –Estados Unidos en 1846, Francia en 1839 y en 1862-. El siglo XIX en México es la historia de una sociedad aquejada por las guerras intestinas: luchas de raza, por igualdad pero sobre todo de carácter religioso. Época de héroes que, el mismo pueblo mexicano, creaba y adoraba; con esa misma fuerza los enterraba no sin antes zaherir y socava...