-Te juro que no recuerdo exactamente lo que dijo el abuelo…
-Velo bien, estoy seguro que sí es.
-Podría ser, digo, la forma la tiene, creo…
-Ven, acerquémonos-los dos chicos se acercaron al monumento esculpido en bronce, levantado sobre una gran roca, en medio de la glorieta más importante y representativa de la moderna ciudad.
-Sí, mira, es tal cual el abuelo lo describió el otro día, pero por más que hago memoria, no recuerdo el nombre que le dio…
-Deberían de ponerle una placa al monumento para saber qué es, ¿no crees?
-Pues, se ve que si la tenía; mira, ahí esta un hueco-el joven señaló una sección faltante en la piedra-. Seguramente ahí estaba la placa- dijo el hermano mayor al tiempo que daban media vuelta.
-Creo, no me hagas mucho caso, que el abuelo lo llamó libro.
-Quien sabe-cruzaron la avenida y caminaron sin mirar atrás.
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