-Dicen que lo venía siguiendo el diablo. -¿El diablo? -Eso mismo. -Leyenda… -No, esto es la pura verdad, señor. -A ver pues y, ¿desde dónde lo venían siguiendo? -No sé, nadie sabía, pero yo parando oreja escuché que la gente del pueblo decía, que aquel, cuando lo encontraron entre los matorrales, “era un revolucionario” y “todavía respiraba”. -¿Y luego? -Un paisano se acercó para escuchar lo que decía ese hombre, mientras otros lo dejaban casi encuerado, porque el hombre traía armas y ropa que se podía vender. -¿Qué dijo? -“Pueblo Esperanza…, El charro negro, el charro negro…”. -¿El charro negro? -El diablo, señor. -Y, ese Pueblo Esperanza, ¿dónde queda? -No sé, señor, no sé… -Entonces ya han pasado muchos años. -Uh, sí, ya tiene muchos años, pero desde ese día, nadie pasa de noche por este camino, porque dicen que por aquí anda Jacinto-como lo bautizaron los del pueblo para poder darle santa sepultura- vaga...