Era la estrella más lejana de la galaxia, solitaria, añeja. Su posición era envidiable: podía ver desde a llí todo el funcionamiento del sistema solar; tal vez, por eso escogí este lugar para quedarme, para simplemente observar y no moverme. Es solo el quedarse sentado sobre las frías rocas de una estrella avejentada de la que no espero tomarle cariño ya que pareciese como si se quejara y en cualquier momento pidiera clemencia y se dejase morir, dejándome a la deriva. Hace un frío terrible, pero me lo aguanto, el espectáculo que se avecina dicen que es imperdible… No lo creo, yo les dije que , siendo un planeta habitado, era imposible que se autodestruyera; pero aquellos necios me han dicho que sí ha ocurrido: “es raro, muy raro, pero ha pasado. Los ancianos dicen que ocurrirá de nuevo, en la galaxia de un sol, en el universo más joven, en el planeta menos evolucionado…”. Espero sea cierto, desde aquí veo perfectamente los océanos azulados de ese planeta, cubiertos en alguna...