¿Qué leer? La pregunta
del millón.
Desde niño supe que era
importante leer, pero hasta ahí. Mi padre se encargaba de recordarme cada que
me veía sin hacer nada que sería mejor que leyera, que ello me quitaría lo
ignorante: “lee, lee, lee” decía. Yo le contestaba con sí la misma cantidad de
veces que me decía que leyera. Recuerdo que en casa no teníamos muchos libros,
acaso había en mi recamara 12 tomos de una enciclopedia, almanaques de 1984 al
89, cuentos ilustrados infantiles que me supongo me leían de muy chamaco. Tengo
esbozos de aquellos años, algunas imágenes que me han quedado de mí hojeando
esos tomos de la enciclopedia que me eran útiles para la escuela.
Luego, en primaria, a
razón de no sé qué, a un "genio" se le ocurrió que había que poner a leer
diariamente a los alumnos, en casa, forzosamente 20 minutos. ¡Muy bien! 20
minutotes del Principito que acabé
odiando a la fecha. La cocina era pequeña y pegado a la pared hacía una lectura
-llena de topes y baches- de la historia tediosa de Antoine de
Saint-Exupéry. Con mi padre haciendo labores en el patio de atrás, escuchando
al niño lector que no entendía lo que leía -porque claro, era una obligación, y
las obligaciones se esperan simplemente cumplir y no disfrutarlas- seguía lee y
lee desganado; por ello el goce aparecía en los últimos minutos en los que ya
pensaba que podía ser libre una vez cumplido el plazo que se me imponía de
leer, aparte, un libro que no me interesaba en lo más mínimo.
Cuando
mi padre decía “ya puedes irte”, era yo otra vez, libre, olvidando lo que había
leído y con el libro arrumbado en alguna parte que mi memoria tuvo a bien
olvidar, corría a ver televisión.
Aquella
imposición de lectura creó un trauma severo que me alejó del mundo de las
letras por algunos años; es cierto que en la escuela hacían someros esfuerzos
por fomentar la lectura, al otra vez, obligarte a leer libros que para la edad
de 13 años pocos disfrutan como La
metamorfosis de Kafka o el infumable Diario
de Ana Frank. Que más que ayudar, hacían que el 80% de los alumnos o lo
leyeran rápidamente para cumplir con el resumen que se pidió de tarea o de
plano no lo leían como fue mi caso. Hubo peores castigos literarios como los
que se les ocurrían a algunos profesores que pedían se leyese un libro como La guerra y la paz de Tolstói en un fin
de semana: ¡reto al lector moderado o a un profesor que se lea una obra de ese
calibre en día y medio! Igual y lo lees pero ni lo vas a disfrutar ni tampoco
le sacarás el jugo necesario que hará que el libro quede en ti.
A
fechas recientes otros "genios" han regresado del pasado con ideas “frescas”:
“lee 20 minutos” dicen. Oh que la chin… ¡Otra vez! ¡Qué no! ¡Qué 20 minutos no,
genios! Si bien se agradece el compromiso para con la sociedad, porque por lo
menos ya se dieron cuenta que es importante la cultura en general que bien se
puede absorber de la lectura, pero igual de todas las demás expresiones
artísticas. Pero para no salirme del tema sigo. Entonces, aquello está bien,
lean; pero nunca con limites de ningún tipo. Hay que dejar libre al lector, que
la obra le indique los tiempos, que no sienta la obligación de leer; que los
personajes de la obra que está en sus manos lo lleven al “otro lado” y allí
descubrir por sí mismo el mundo de las letras, lo “otro” que existe. Porque tampoco
podemos decir: “diviértete leyendo” como anuncia el eslogan de la campaña que
hay en México en favor de lectura, ya que no con todo te puedes divertir,
existen muchas aristas en la literatura, vastos temas que incluyen géneros como
el ensayo que no cumplen, en la mayoría de las veces, con lo que busca aquel
eslogan de “divertir”, más bien te enriquecerá tu ideología o te abrirá un
nuevo tópico en el que generarás una discusión interna que te llevará a nuevas
ideas que servirán para tu beneficio personal, el crecimiento.
Por
otro lado está la novela que es ambigua: dice y hace, recrea y crea de la nada
para ejercer una critica o plasmar sentimientos varios en sus personajes,
etcétera. O la poesía que es un dialogo, un nuevo lenguaje que no sabíamos que
existía mas al descubrirlo entendemos que no todo es piedra sobre piedra, en
fin, que todo género literario te deja algo: no toda lectura divierte, pero sí
toda lectura es enriquecimiento individual que ataca varias formas de
existencia.
Es
bueno invitar a leer, pero es mejor ofrecer lecturas variadas para que el nuevo
lector vaya, por sí solo descubriéndose en las obras, para que los libros lo
escojan a él, para evitar las imposiciones.
Por
eso al preguntar ¿qué leer? Digo que cualquier texto que te atrape desde el
inicio. Así se empieza: puede ser que al leer la contratapa de un libro
cualquiera te atrape y quieras comprarlo, o al seguir recomendaciones de
lectores añosos; al agarrar una antología perdida por ahí en la recámara de los
padres o en los libros ordenados a manera ornamental en la sala de casa, en fin
que cuando se quiera, por curiosidad o a razón que sea, leer se puede empezar
desde Harry Potter.
Lo
primero que hay que destapar es la imaginación. Una vez hecho esto, cada nuevo
lector irá descubriendo los distintos tipos de lectura e irá posicionándose
poco a poco con la lectura que conecte con él, aquella que formará el vínculo
con su otro yo. Una vez conseguido esto de manera natural y no forzada, el
lector sabrá ya, los distintos sabores y buscará, con la exigencia en mano,
mejores obras, hasta disfrutar las obras maestras.
Y
contestando la pregunta que he hecho al principio de este texto, dejo aquí algo
qué leer:
De entrada algo para los más
chicos:
“El
fantasma de Canterville y otros cuentos”/ “El príncipe felíz” / “El ruiseñor y
la rosa”/ “El gigante egoísta”. Todos de Oscar Wilde.
Cuentos de las tierras vírgenes
de Rudyard Kipling.
“Anaconda”,
“El regreso de Anaconda” de Horacio Quiroga.
Para el lector ocasional:
Todos
los de Julio Verne (para que nos hacemos).
El viejo y el mar
de E. Hemingway.
El lugar sin límites
de José Donoso.
Las batallas en el desierto
de José Emilio Pacheco.
La edad de la punzada/
Puedo explicarlo todo de Xavier
Velasco.
Crónica de una muerte anunciada
de Gabriel García Márquez.
El hacedor
de Jorge Luis Borges.
Para el lector voraz que quiere
exigirse en la lectura:
Porque parece mentira, la verdad
nunca se sabe de Daniel Sada.
Divertimento/
62/Modelo para armar de Julio
Cortázar.
El astillero
de Juan Carlos Onetti.
Ulises
de James Joyce.
Los pasos perdidos
de Alejo Carpentier.
Facundo
de Domingo F. Sarmiento.
Paradiso
de José Lezama Lima.
Libros de ensayo:
El arco y la lira/El laberinto de
la soledad/ La llama doble de
Octavio Paz.
La gran novela latinoamericana
de Carlos Fuentes.
Redentores: ideas y poder en
América Latina de Enrique Krauze.
Algo de filosofía y Teología:
Confesiones
de San Agustín.
Recuerdos de Sócrates
de Jenofonte.
La república
de Platón (en realidad todo lo de Platón vale la pena).
El discurso del método
de Descartes.
Metafísica
de Aristóteles.
Antologías de cuentos:
El cuento hispanoamericano
de Seymour Menton.
Cuentos memorables según Jorge
Luis Borges.
Poetas que recomiendo leer, ya sea
buscando sus libros o en la propia red:
Octavio
Paz, Jaime Sabines, José Emilio Pacheco, Elsa Cross, Homero Aridjis, Alí
Chumacero, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza y por supuesto sor Juana Inés de
la Cruz.
Sería
interminable y tedioso mencionar a todos los autores que puedo recomendar, pero
creo que por mientras sirve, algunos títulos son de sobra conocidos. Otros los
he recomendado porque sirven para entrar a ese mundo de letras; en algunos más
podemos ver terrenos experimentales en estilo, formas y fondos. Por otra parte,
he puesto los libros que sé pueden conseguirlos con facilidad y a un bajo
costo.
Por último y ya para irme les dejo dos libros que
los ayudarán, tanto para su redacción como para aquellos que quieran iniciar
una novela y no tengan muy claro cómo entrarle a ésta (el talento se vende por
separado).
Cartas a un
joven novelista
de Mario Vargas Llosa.
Guía esencial
para aprender a redactar /Redacción
sin dolor de Sandro Cohen.
Que buen post!!
ResponderEliminarMuchos de los libros que recomiendas los he leído, otros los tengo en lista de espera, está excelente tu post, sobre todo para la gente que no lee muy seguido pero quiere comenzar
Saludos!
MUY bueno, Juan, para tener en cuenta...
ResponderEliminarTe mando un MUY fuerte abrazo y ¡FELIZ AÑOOOOOOOOOOO, querido amigo!!! Mis mejores augurios para tí...
Interesante. Leer no solo te abre mundos, leer te abre tu propio mundo. Hay cosas que uno ve y no ve (claro, por no saber).
ResponderEliminarMuy buen post, gran visión. Felicidades.
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