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Fragmentos de mi novela Yo (el otro) Octavio

Foto de Casa Teodora

Quiero compartirles algunos fragmentos de mi novela Yo (el otro) Octavio (Ediciones El Viaje. 2014).

Sobre la obra, La Jornada Jalisco dijo lo siguiente: “"El autor añadió que percibió este relato y su forma de narrarlo como potencialidad creativa, que debía resolver escribiendo las palabras de Octavio. Su proceso creativo lo relacionó con la angustia, como un presagio que le llega repentino. Octavio es un personaje que ya había aparecido en relatos escritos con anterioridad y que se presenta como “necesidad de sacar la sensación del pecho sin saber una trama”, de allí el tono poético en el que presenta la novela. La escritura es para Mireles un conjunto catártico de experiencias". 

Fragmentos:

I

“Hay un silencio, uno de esos silencios de vacío, como los que se producen inmediatamente después de la muerte, de la violenta, después de detonaciones y un cuerpo fantasma que cae del otro lado de la calle, y el silencio ese del que hablo, y no hay nada y más nada y al poco rato las sirenas de los que siempre se pierden todo, llegan, y hacen como que hacen algo, y después otro silencio, el de la reflexión, un silencio profundo que tiembla en el interior del que ha sentido esa muerte, no desde un punto de vista de apego o de cariño, sino desde el sentimiento humano, por sentir los huecos que hay en ese cuerpo que es solamente carne machacada a balazos y por ahí se ha escapado el alma, ésta vaga ya por la calle desierta de vivos mas no de muertos, o puede que lleguen a un lugar, a lo conocido para esa alma errante y desorientada, una alma como la mía, como lo que soy ahora, en un lugar íntimo como este, un espacio”.

"Es la tragedia. No puedo arrancarme la angustia, el desespero. Soy incapaz de dejar de pensar, recordar, revivir lo bueno o lo malo, no importa, todo es ayer, todo es una mezcla de culpas, de retroceso, de pare y regrese, de un eterno no ir".

"El cuarto me reclamó el vacío al entrar y no ver nada, ni objeto ni esencia de la cual pudiese aprehenderme. Recuerdo haberme quedado petrificado, con el cuerpo descompuesto, con el resoplido del que quiere llorar con ganas, pero jala aire para mitigar el llanto. En ese momento sentí la presencia de la muerte, que no es la nada sino la enfermedad crónica de la soledad que no te abandona nunca".
Foto de Cristina Arreola Márquez

II

¿Y Carmen?: "Después de pensarla en ese momento, y sabiéndola lejos, la colocaba en un escenario distinto, en sus labios encima de otros, otros brazos rodeándola, otras caricias mejores y más cálidas que las mías".

"Mis celos fueron de carácter meramente machista (...) No fui de escenas escandalosas, ni de ir a pararme afuera de su casa para desvivirme por ella, no. Lo mío era un sufrimiento íntimo y peligroso, no para nadie sino para mí mismo. Imaginarla con alguien más era lacerarme una y otra vez sin siquiera poder detenerme, entre más imaginaba, recreando diversas escenas, todas dañinas, más lastimaba no solamente mi cuerpo sino mi mente, ya de por si frágil e inestable".

"Ella se escondía detrás de una almohada, tratando de escapar a mi vista, huirse en lo profundo de esa almohada que parecía sofocarla de tan hundida en su cara llorosa".

Foto de la más reciente presentación de la novela, en la UVM campus sur de Guadalajara

"Debo recomenzar para entender".
 Octavio

Todavía quedan algunos ejemplares para aquellos que deseen adquirirlo; de igual manera, si alguien estuviese interesado en organizar una presentación para que Octavio siga expresándose, puedes entrar al siguiente link y dejar tu mensaje:

o escribir al correo juanrpm84@yahoo.com.mx

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