Yo
estoy en todos lados, ocupo todos los espacios, hay una suerte de vértigo
cuando me sé detrás de mí, frente a mí, a un lado de mí, arriba de mí, debajo
de mí: soy, como dijo Whitman, una multitud; sin embargo, quiere decir otra
cosa para mí esa multitud de la que hablaba aquel poeta: soy una multitud
porque es de ese modo y no puede ser de ninguna otra manera. Ocupo todos los
espacios del espacio, de ese infinito que se extiende infinitas veces sean
necesarias para seguir siendo base del todo: sustancia negra.
Vuelvo
a mí y ya soy uno, solamente uno y en ese momento niego al otro y a los demás
que soy yo porque ya no los ¿veo? Me enfoco en mí. Mi cerebro da el sentido
necesario para fijarme y percibirme, al medio de la habitación, de pie, firme,
erguido como el que más, y luego nada…, sigo haciendo otras cosas que sé están
en todos lados, y sonrío porque al saberme ocupando todos los espacios,
igualmente sé que las cosas están ocupando todos los espacios sin superponerse.
El ver una taza de café encima del escritorio, ver al escritorio mismo inmóvil
y saber que todo aquello es mi simple percepción y ésta le da sentido, lógica,
a lo que veo, porque en realidad yo y las cosas andamos por todos lados, y de
pronto entender que la vida funciona de esa manera, todo se vuelve una acción
lúdica, de niño, y tales experiencias son fantásticas —todo es fantástico— al igual que yo.
Como decían por ahí, desde mi punto de vista yo creo el mundo, y yo no puedo ser parte de él porque yo lo estoy creando... algo así me pareció
ResponderEliminarSaludos!!
Me gusta el sentido que le das al texto. En este caso, con base en la física cuántica, de que todo está en todos lados y que el cerebro se encarga de fijar el objeto en cierta posición para darle sentido a tal cosa, es desde donde partí para escribir este micro. La realidad no es, no existe la realidad, tenemos la percepción de una realidad y está se transforma, muta o se transfigura infinitas veces influida por infinitas variaciones causadas por todo nuestro entorno. Y en estas realidades individuales cabe muy bien lo que dices, como también la visión india de que un Dios nos sueña y está condenada tal deidad a despertar y volver a dormir, y soñar el mismo sueño y en ese sueño circular está el hombre y la vida, repitiéndose siempre, ahí la desgracia pues también la maldad se repite y nos hace pensar que estamos muy lejos de cambiar algo. En fin, ¿qué se sabe en realidad?, como se preguntaría Octavio Paz: "¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?". "¿Cuando somos de veras lo que somos?".
EliminarSaludos.
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