Escribo esto bajo la callada sombra del silencio,
la cual,
sólo deja que la lírica contenida en estas líneas rompan un momento la mudez inherente a mí.
Todos mis silencios son para ti,
niña callada,
enigma,
artesanía que se me oculta,
y soy objeto del desespero por no poder abrirte.
Quisiera apenas un atisbo de luz para alumbrar el lado derecho de tu cara y en tu perfil leerte un tanto, conocer tu lado claro y descansar en él.
El silencio vuelve
—tanto silencio—
acalla la pluma con la que escribo,
y es cuando me escondo otra vez
para pensarte.
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