Y entonces algo dejó de ocurrir. Justo cuando estaba por darle clic a “comprar” el libro Comisión de las Lágrimas de António Lobo Antunes, la conexión a internet se perdió. Pensé que habría sido un error momentáneo. Culpé a la Tablet en un primer momento. Después miré el celular buscando la confirmación de que había vuelto a un pasado que ha terminado por ser demasiado lejano como para entender que se puede vivir sin estar conectado a la red. No es que fuera extraño que la compañía que ofrece el servicio no fallara nunca, es que no podía ser hoy, en esta noche que aburre de tan larga. Me quedé a medias en la lectura, quiero decir que sólo alcancé a leer la muestra, las primeras treinta páginas de la novela que te ofrecen de previa a la posible compra. Me costó aceptar el desconecte, entender que sí, que la vida puede ser así de muerta, así de sola, llena de ausencias. Por unos minutos me quedé quieto sobre la cama, boca arriba, viendo que las líneas del techo ...