Agua, estoy frente a un charco de agua clara quieta, al mismo tiempo esa agua soy yo, no se enturbia, no todavía, estoy en completo control de mis emociones: el agua en calma es mi expresión. Al poco rato un grito salido del nosédónde logra sobresaltarme -el agua se escinde-, no respondo porque no hay a quién responder, mas esa interrupción no impide que continúe, después de la breve pausa que hube hecho poco tiempo atrás, escuchando la música que viene en ondas cálidas traídas por mis recuerdos más bellos, y esta vibración crea en mi agua las más increíbles y armónicas formaciones –vuelvo a ser uno-. De pronto la paz se rompe, las ondas se tensan; son ya líneas rectas que salen de mí, escapan sin hacerlo. Deformado me desbordo como el agua que soy. Disperso por todos lados, no logro volver a ser unidad. Todavía no sé qué me perturbó, cuál fue la causa de tal provocación, ¿habrá sido el miedo natural del hombre? ¿Soy mi propia provocación? ¿Soy el error natural de...