Hace muchas noches que el frío me ha arrebatado el calor de tus brazos, el color verde jade en tus ojos quitaba la mascara que me ponía cada que salía a la calle. El gélido soplo del viento ha congelado tu caminar seductor, y el choque de nubes negruzcas han bañado nuestros cuerpos intentando borrar lo que fuimos. Escucho a Chopin y a su piano que genera armonías que acarician mi alma, como sintiendo tu mano de moceada textura; pasando por mi pecho y mi rostro: caigo seducido como todas las noches ante tus caricias y mis ojos se cierran para sentirte más cerca. Nuestras bocas se yuxtaponen y los labios se aferran a sentirse; tu boca que se aleja de la mía y se desliza por mis pómulos; la respiración que es la tuya, toca mi oído, y dices que debo dejar de guardarte luto. Han pasado ya 3 años desde mi partida, me has dicho, como pidiendo al olvido que recoja a este que te sufre. Besas mi mejilla y es ahí cuando dejo de sentirte. Abro los ojos y lanzo un no tratando con ello detenerte, pero mi súplica, incapaz de encontrarte, se adentra, una vez más, en el oscuro laberinto de mi negación por no tenerte.
La violencia en nuestro país es un reflejo de nosotros mismos: de todo lo que hemos dejado de hacer en conjunto por el bien y mejoramiento de nuestra sociedad. La historia de México se ha vivido en un marco de violencia desde antes de la conquista hasta nuestros días: somos un país que está aprendiendo a vivir en libertad. No debemos olvidar que somos una nación muy joven con poco más de 200 años de ser una nación independiente. No podemos esperar estar en niveles de calidad de vida comparables con naciones como lo son las llamadas de primer mundo, pues ellos son el resultado de su vasta historia, en las que ya cometieron sus propios errores y de ellos aprendieron. Ahora nos toca aprender de los nuestros. Hay que tomar en cuenta que el ejercicio y aplicación de nuestras libertades las hemos podido ejercer apenas hace muy pocos años y es por está razón que muchos no saben qué hacer con esa libertad: para ser libres hay que saber serlo. Es palpable la violencia dantesca que
Maravilloso, querido Juan!!!! Tus letras han transmitido esa sensación que lo invade y lo atrapa en su nostalgia. Felicitaciones, me encantó!!!!!!!!!
ResponderEliminar¡Gracias, Diana, por comentar! ¡Saludos!
ResponderEliminarPrecioso, Juan. Un bello cuadro de amor lleno de pinceladas nostálgicas. Espero que sólo se trate de ficción literaria.
ResponderEliminarAbrazos
¡Directo al corazón!
ResponderEliminarGracias por sus comentarios. ¡Saludos!
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