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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Jacinto

-Dicen que lo venía siguiendo el diablo. -¿El diablo? -Eso mismo. -Leyenda… -No, esto es la pura verdad, señor. -A ver pues y, ¿desde dónde lo venían siguiendo? -No sé, nadie sabía, pero yo parando oreja escuché que la gente del pueblo decía, que aquel, cuando lo encontraron entre los matorrales, “era un revolucionario” y “todavía respiraba”. -¿Y luego? -Un paisano se acercó para escuchar lo que decía ese hombre, mientras otros lo dejaban casi encuerado, porque el hombre traía armas y ropa que se podía vender. -¿Qué dijo? -“Pueblo Esperanza…, El charro negro, el charro negro…”. -¿El charro negro? -El diablo, señor. -Y, ese Pueblo Esperanza, ¿dónde queda? -No sé, señor, no sé…   -Entonces ya han pasado muchos años. -Uh, sí, ya tiene muchos años, pero desde ese día, nadie pasa de noche por este camino, porque dicen que por aquí anda Jacinto-como lo bautizaron los del pueblo para poder darle santa sepultura- vagando,

En una casa de un pueblo de no sé dónde

Es muchísimo dinero, eh, ¡con esto es suficiente para vivir la buena vida! Te lo dije, estos viejos guardan mucho dinero. ¡Lo veo! ¿Pero no sientes nada?, digo, era tu abuelo. ¿Tú sentiste algo al matarlo y cortarlo en pedazos? No es lo mismo. Para mí sí. Bueno, no me importa. Oye, pronto llegarán, nada más te aviso. Ya lo sé, ¿qué hacemos con el cuerpo? Ni idea. Debimos pensar eso antes de matarlo. Todo lo tengo medido ¿Entonces? Pues nada. ¿Que se quede ahí? Y qué hacemos… Diría que algo, hay que pensar. Podrías llevarte el pedacero a tu casa, o enterrarlo en el monte; aunque igual lo van a encontrar, ya te digo. Pero qué tranquilo estás, parece que no te das cuenta el problema en el que estamos. Sí lo sé. Deberías echarme una mano. No tiene caso. ¡Estás loco, hay que hacer algo! Entonces empieza a correr que ya se escuchan las sirenas a lo lejos, no tardarán en llegar. ¿Y qué harás, tú? Decirles lo que pasó. No, tú vienes conmigo, no me puedo dar el lujo de dejar que te atr

El novillero

Aja…,mmm.  Aja, ¿eh? Ah. ¡Guau…! Jum. Mmm… ¡Hala! ¡Já! ¡Guay…!  Puaj, ¡plash! Buah. ¡Uf!  Hey…, aja… ¡ea! Ah, ¡oe! ¡Puf! ¡Uy! Fiu. Aja, ¡hala! oh… ¡olé!, ¡olé! ¡ea! ¡ea! ¡Huy! Zas, zas, paf, ¡ay!, ¡uda!, ¡buah…! Pif, ¡pif…! Mmm. ¡Oe! Aja, ¿ah?, ¡sh…! ¡…Oh! ¡Uda! ¡Uda!  ¡…Hey! ¡Uf! Já, já. ¡Fiu! ¡Olé!                                                                      

Avance del cuarto número de Monolito

Amigos, esta es nuestra portada del cuarto número de su revista de literatura y arte Monolito. La obra que se presenta es del artista plástico Rafael Rocha “Sentimiento de mulher”. En el próximo número, que saldrá el 2 de octubre, tendremos a 27 colaboradores entre escritores y artistas plásticos. Les dejamos un avance: En el nuevo número incluimos la fotografía y la escultura. Como siempre, contamos con autores nacionales y extranjeros de alta calidad. Entrevistamos a Javier Sachez escritor español que nos habla sobre su obra y más. En el área de microrrelato contamos con un texto premiado del escritor mexicano Neftalí Báez. Les traemos un texto de corte infantil  de la autora Eva Lucero de Ortega que igualmente ha sido premiado. De México, David Soules, escritor regiomontano; nos brinda un relato de excepción, que de la misma forma que los anteriores, fue premiado. En el género de poesía traemos 8 poemas de gran calidad. Esto es solo un po

De palabras, cuentos, y un hombre

Entre tanto voy, sobre la calle empedrada de mis pensamientos, sintiéndome no parte de este paisaje: los vivos naranjas deslavados del alba, las sombras quedan expuestas y enmudecen, se esconden. La panadería de la esquina me guiñe el ojo en forma de panqué, todavía con los humores del que acaba de salir del horno. Entro a la cafetería contigua a la panadería, tomo un poco de café de máquina, mientras asomo uno de mis ojos a la calle y empieza a llenarse de lentos autos que no terminan por desentumirse. Entro en calor, la chamarra me pica un poco, con esos grumos de oveja que me palpan a cada movimiento. Pago con un billete de cien pesos, el empleado de la cafetería tiene su primer problema del día, patrocinado por mí. Dice que si no tengo cambio, que acaba de abrir, que soy su primer cliente; sólo me le quedo mirando, escribiendo en su nerviosa mirada la respuesta de que si tuviese cambio le pagaría con cambio. Por fin, después de unos minutos, logra completar los ochenta pes